Retazos de relatos (I)
Hoy regreso tras las vacaciones y os dejo con una nueva sección del blog: Retazos de relatos. Que como su nombre indica, será un espacio dedicado a todos esos pequeños relatos que se me ocurren a lo largo de los días, pero que en muchas ocasiones se quedan en eso, en retazos, porque quizá no encuentro como continuarlos o porque me gusta que se queden así, sin fin, para que cada cual imagine la continuación.
El retazo de hoy no sé si tendrá continuación, pero ha despertado muchas ideas en mi mente. Os dejo con él y con su respectiva cabecera.
Margaret,
abatida por el paso de los años, dejó caer las palmas de sus manos sobre el
último de sus diarios, mientras su vista se perdía por el horizonte de las
montañas que rodeaban su pequeña casa de madera, perdida en la inmensidad del
bosque. La vida se le había escapado entre los dedos, y los mejores años de esta
los había pasado huyendo, escondiéndose y luchando contra recelos, miedos, prejuicios,
supersticiones y sobre todo, desconocimiento. Lo único que deseaba antes de exhalar
el último de sus suspiros era que las generaciones que dejaba tras de sí, nunca
tuvieran que pasar por todo aquello. De hecho, ella se encargaría, antes de
marcharse para siempre, de que aquello jamás ocurriera.
P.D: La licencia de todos estos escritos es mía, de mi autoría. Por si acaso, viene bien recordarlo.
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